Propuesta innovadora familia-escuela.
¡Muy buenas de nuevo!
Para que los menores se desarrollen como ciudadanos, se encuentran principalmente dos grandes instituciones educativas: la escuela y la familia, es decir la educación formal e informal correspondientemente. Esta última, supone el agente primordial de educación de aquellos menores que forma la escuela. Por lo tanto, se resalta la necesidad de que estas dos instituciones (familia y escuela) colaboren en el proceso de desarrollo de los menores, donde se establecen unos valores y unas normas que facilitarán su adaptación a la sociedad, de manera crítica y autónoma. En consecuencia, destaca el trabajo complementario entre el modelo educativo de las familias en su ámbito, y las pautas educativas del profesorado en el centro escolar.
Para que se dé una positiva y adecuada relación entre la familia y la escuela, es primordial la comunicación, a través de la cual se consiga un consenso de las responsabilidades educativas de cada uno.
Por lo tanto, la propongo la realización de unas Jornadas de Convivencia, las cuales tengan lugar al comienzo y final de cada curso escolar. Dichas jornadas tendrán lugar un día no lectivo, sábado por ejemplo, donde se desarrollen diferentes actividades en aras de favorecer la comunicación entre alumnos, docente y familias. Algunas de las actividades que se pueden realizar son: teatro, juegos, manualidades, etc. Además, se propone que dichas actividades se desarrollen en grupos aleatorios, de tal forma que se facilite el desarrollo de una relación más profunda, y que en cada actividad estos grupos varíen. La organización de la Jornada, recaerá tanto en las familias como en los docentes, pero se le dará algún aspecto de toma de decisión a los menores. De esta forma los alumnos se verán motivados, tanto al ver la relación de sus familias con sus profesores, como al verse escuchada su opinión. Esto se puede realizar por ejemplo en el teatro, al escoger ellos la obra de teatro a llevar a cabo.
¿Qué se puede conseguir con esta jornada? El principal objetivo es establecer una adecuada y positiva relación entre la familia y la escuela, pero también con el alumnado. De esta forma se facilita a lo largo del curso escolar la motivación de los agentes educativos a la hora del aprendizaje de cada menor, y además que se personalice dicha educación ya que se juega con un factor emocional. Se consigue por tanto una corresponsabilidad.
Cierto es que se trata de una propuesta a la que le queda mucho trabajo, y que es un tanto idílica debido a que parte de las familias no tendrán esa predisposición a ayudar en la organización, o incluso participar. Pero, personalmente, considero que sería una forma personal, y en la que se involucran las emociones de los participantes, para conseguir de manera efectiva el establecimiento de la relación y comunicación entre familia y escuela.
En conclusión, esta relación entre ambos agentes educativos supone un punto de trabajo actual, en miras de mejorar la educación de los menores, por lo que es necesario plantear opciones innovadoras. Por ello, considero que mi propuesta seria adecuada y necesaria hacia una incertidumbre actual.
¡Espero que os haya gustado mi propuesta!
¡Nos vemos pronto!
Hola Lucía, me parece muy interesante tu idea de las convivencias.
Yo tuve la oportunidad de hacerlas en la ESO y guardo un gran recuero de ellas.
Se notan tus ganas y entusiasmo y eso es lo que hace a los grandes profesores.
¡Un saludo!