FUNCIONES DOCENTES.
En la entrada de hoy nos centraremos en una de las modificaciones que la LOMLOE realiza sobre el artículo 91 de la LOE, específicamente:
“(Artículo 91.1.h) La información periódica a las familias sobre el proceso de aprendizaje de sus hijos e hijas, así como la orientación para su cooperación en el mismo”
Se trata de una función que implica a la tutoría, y la aportación de información por parte del profesorado. Dicha función requiere que tanto padres como docentes COLABOREN, en aras de perseguir la mejor formación y educación para el menor. Por lo tanto, no es un trabajo que recaiga únicamente en el profesional, si no que las propias familias también deben trabajar sobre ello.
Supone un derecho, regido por la Constitución, el que las familias puedan y deban estar informadas del proceso de sus propios hijos. Por lo que es una función que no se puede dejar de lado, ni por parte del equipo docente, ni de los padres. Cierto es que esto depende en gran medida de las características personales de cada persona, ya que existen familiares muy implicados en el aprendizaje de los menores, pero la realidad es que la gran mayoría se lava las manos diciendo “eso es trabajo de los profesores”.
A causa de la pandemia, gran cantidad de familias se han visto obligadas a tomar un papel importante en la educación de los niños y niñas, por lo que ha supuesto un punto clave a la hora de avanzar en dicho aspecto. Además, son bastantes los padres que después de este punto de inflexión han destacado en mayor medida la importancia del papel de los docentes.
En el vídeo expuesto en el aula (“Pulso al fracaso” de la Fundación Tomillo), se pudo observar que la comunicación familia-escuela se daba a través de la agenda escolar o cuaderno personal del alumno.
A continuación os adjunto una entrevista a Mª Ángeles Hernández, psicóloga educativa, en la que se habla sobre la relación de la familia y la escuela. Se trata de una entrevista del programa “Psicología para Educación”, de la mano de la Fundación Atresmedia y el Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid, el cual os recomiendo ver.
Es decir, ambos contextos deben facilitar esa coordinación en aras de desarrollar y mejorar el proceso educativo del menor. Si este objetivo se logra, consecuentemente existirá una armonía entre el trabajo en el centro escolar y el trabajo en la casa. Se refuerza el uno con el otro. El impacto que este suceso tiene sobre el aprendizaje del niño o niña es notablemente positivo, ya que el menor incrementará su motivación hacia el aprendizaje, y su autoconcepto. De esta forma se facilita que el menor llegue a un mayor nivel de estudios postobligatorios.
Pero, ¿cómo lograr una correcta comunicación entre la familia y la escuela? No es necesario invadir el ámbito escolar, esto se puede conseguir: ayudando con el menor las tareas, asistiendo a las tutorías, apoyando las obras y eventos del centro educativo, teniendo en cuenta las opiniones de las familias, etc.
En conclusión, se trata de una tarea constante, la cual requiere el esfuerzo por parte de ambos contextos. Pero este trabajo tiene altas consecuencias positivas para la formación y proceso educativo del menor.
¡Nos vemos pronto!
Un buen artículo para hacer reflexionar a las familias.
La coordinación entre familia y tutor/a es imprescindible, pero no sólo en infantil. Vemos con frecuencia cómo las familias según van superando etapas educativas, en ocasiones no conocen ni a los tutores de sus hijos /as.